Este mes no tengo noticias literarias en el blog, de hecho no tengo nada que compartir en el wrap-up que tenga que ver con el blog. Pero voy a aprovechar para contarles de mi viaje a Uruguay.
Esta fue la primera vez que estuve fuera del país y sola. Estuve allá casi todo el mes de noviembre, y recién volví el lunes 24, y recién hoy tengo tiempo de deshacer las maletas y sentarme a rememorar todo...con ustedes y un terere helado -porque una de las cosas que mas extrañe fue mi terere.-
Comenzando con la partida, salí de Paraguay con una tormenta que no se imaginan. Era mi primer vuelo y el cielo estaba que se caía; truenos, relámpagos y viento...pero aun nada de agua. Subí al avión, y por suerte no hubo tantas turbulencias, ahora mirándolo en retrospectiva, porque no les cuento lo que fue el vuelo de vuelta.
Llegue a Argentina y tras unas horas de espera, en las cuales escribí el wrap-up del mes pasado, tome el vuelo a Montevideo.
Un vuelo mucho mas tranquilo, me llevo a destino. Ver las nubes por la ventana, primero el río, y luego la ciudad...
Claro, en ese momento era todo romántico, hasta que tuve que conseguir un bus para llegar a Piriapolis esa misma tarde-noche. Llegue entrada la noche a la lúgubre terminal de Piriapolis, y no tuve mas opción que tomar un taxi al hotel. Por la mañana siguiente fui a recorrer la ciudad, y todo el miedo que sentí con la oscuridad del día anterior se fue.
Piriapolis es una ciudad en la costa de lo que aun es el río de la Plata, creo. La rambla recorre casi toda la costa y paseando por ella se llega a casi todas partes. En el puerto se pueden encontrar aves y barcos pesqueros y algunos yates pequeños. En uno de los restaurantes frente mismo al puerto se puede subir a una telesilla que nos lleva a la punta del cerro de San Antonio, donde hay una capilla a ese santo, que es a quien se le encomienda para conseguir novio, según la creencia popular; pero lo mejor del lugar es la vista completa que se tiene de la ciudad. Ademas, Piriapolis es menos concurrida que su vecina Punta del Este, y sus playas me parecieron mas hermosas y tranquilas, y las aguas mas cálidas que en Punta.
Esa siesta partí para Punta Ballena, para cumplir mi capricho de hospedarme en Casapueblo, un hotel - escultura habitable, museo del artista Carlos Páez Vilaró, que ya había conocido en otra oportunidad. Ahí disfrute de una vista privilegiada del atardecer, con un licuado de frutilla y el Poema al Sol sonando de fondo, en lo que se conoce como La ceremonia del Sol y que se lleva a cabo todas las tardes en el lugar. A la mañana siguiente desayune en la orilla del mar, di una vuelta por la punta de Punta Ballena, donde se reúnen artesanos que venden pulseras y collares de nacar, estrellas de mar, pedazos de coral, huesos de ballena y todo tipo de recuerdos del lugar. En las rocas se ven pescadores con sus cañas madrugando y cada rato llegan autos de turistas que van hacia Casapueblo.
A las 10 am fue hora de partir hacia Montevideo.
¿Qué les puedo decir de Montevideo? Una ciudad mirando al río, con una rambla larguísima que esta llena de gente haciendo actividad física o pasando el tiempo tomando mate, haciendo volar un barrilete, paseando a sus perros. Una ciudad con edificios históricos bien cuidados, lleno de arboles en las calles, plazas hermosas y grandes. Enamorada de Montevideo es poco, bah, enamorada de Uruguay.
El motivo principal de mi viaje (lo turístico fue un valor agregado) fue un curso de post grado dictado en la Universidad de la República. El hotel nos lo pagaron los organizadores, al igual que el transporte hasta el país. Tenía una habitación con una chica muy buena onda de Argentina, cuyo nombre no voy a mencionar por si no le guste (no le conté del blog jeje). Mi mayor miedo era quedar con una brasilera porque no entiendo una palabra de portugués, pero tuve mucha suerte y no solo hablaba español (obviamente porque es argentina) sino que también creo que congeniamos bastante y le agarre mucho aprecio y cariño. Ademas de ella, en las demas habitaciones estaban dos chicos argentinos, un colombiano que estudia en Chile, dos profesoras colombianas, una brasilera y otra argentina.
El hotel donde nos quedamos quedaba a dos cuadras de la rambla, y casi todos los días salíamos a recorrerla. Lo mejor era que en Uruguay oscurece mas o menos recién a las 20:45, por lo que teníamos muchas varias horas de sol aunque volviésemos tarde del curso.
El curso fue una de las mejores cosas que me paso en la vida, porque me permitió afianzar en mi corazón la loca idea de ser investigadora. Me muero de hambre pero me muero feliz. No, mentira, tampoco te morís de hambre. INVESTIGUEN NIÑOS, INVESTIGUEN.
El fin de semana alquilamos un auto y fuimos a pasear a Piriapolis, Punta Ballena y Punta del Este. Yo maneje, las rutas son hermosas. Nos divertimos muchisimo y terminamos la tarde tirados frente a la mano de Punta del Este, en la playa.
Al día siguiente todos quedaron a dormir en el hotel o a estudiar y mi compañera y yo fuimos a conocer el Cementerio Central. ¡Si! el cementerio. Si no han ido nunca al cementerio de su ciudad o país, se los recomiendo ¿qué ver ahí? solamente si se trata de un cementerio un poco antiguo, es posible encontrar esculturas hermosas en las tumbas y conocer gracias a ellas historias de amor, de tragedias, etc.
¿Qué ver en Montevideo?
No te podes perder:
- La rambla
- La puerta de la ciudadela, el mausoleo de Artigas, la Catedral Metropolitana, el Mercado del Puerto, el Palacio Salvo, la peatonal Sarandí, todo en el mismo barrio, la historica Ciudad Vieja
- Los parques, en especial el parque Rodó
- El cartel "Montevideo" en la rambla de Pocitos
- La vista de la ciudad en la azotea del edificio de la Intendencia
- El palacio legislativo
- Todo Montevideo. Todo Uruguay.
Pero lo mejor de Uruguay no es el asado, ni los alfajores (compra y come todos los que puedas), ni el dulce de leche Conaprole, o los atardeceres en la playa. Lo mejor de Uruguay es la gente. Cálidos, amorosos, amables, tanto que uno de ellos nos dejó a mi compañera y a mi quedarnos solas por un fin de semana en la casa de su mamá para que no pagasemos hotel (era un compañero del curso). Cuando nos veían con un mapa y con cara de perdidas, aunque no nos conocían se acercaban a ayudar.
Con todo lo que recorrí, me falto mas.
Sin duda, Uruguay es un país para volver.
Este mes para mi, esta cargado de esperanza. Estoy esperando la respuesta de algo muy importante para mi, y a punto de tomar decisiones que van a cambiarme la vida, sea cuales sean. Es un mes lleno de ansias, pero también es el mes de la navidad y el año nuevo. Amo la navidad, amo el olor a flor de coco, que me encantaría poder transmitirles por la pc, pero tienen que venir a Paraguay a conocerlo. Es un olor único en el mundo que al reconocerlo en el ambiente me transporta a esta época feliz de recibir regalos y compartir tiempo con la gente que amo. Espero que esto se transmita igual para ustedes, ya sean católicos, evangélicos, ateos, que estas fiestas sean la excusa para pasarlo bien con la familia, hacer las paces y llenarse la panza de comida.
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Esta fue la primera vez que estuve fuera del país y sola. Estuve allá casi todo el mes de noviembre, y recién volví el lunes 24, y recién hoy tengo tiempo de deshacer las maletas y sentarme a rememorar todo...con ustedes y un terere helado -porque una de las cosas que mas extrañe fue mi terere.-
Comenzando con la partida, salí de Paraguay con una tormenta que no se imaginan. Era mi primer vuelo y el cielo estaba que se caía; truenos, relámpagos y viento...pero aun nada de agua. Subí al avión, y por suerte no hubo tantas turbulencias, ahora mirándolo en retrospectiva, porque no les cuento lo que fue el vuelo de vuelta.
Llegue a Argentina y tras unas horas de espera, en las cuales escribí el wrap-up del mes pasado, tome el vuelo a Montevideo.
Un vuelo mucho mas tranquilo, me llevo a destino. Ver las nubes por la ventana, primero el río, y luego la ciudad...
Claro, en ese momento era todo romántico, hasta que tuve que conseguir un bus para llegar a Piriapolis esa misma tarde-noche. Llegue entrada la noche a la lúgubre terminal de Piriapolis, y no tuve mas opción que tomar un taxi al hotel. Por la mañana siguiente fui a recorrer la ciudad, y todo el miedo que sentí con la oscuridad del día anterior se fue.
Piriapolis es una ciudad en la costa de lo que aun es el río de la Plata, creo. La rambla recorre casi toda la costa y paseando por ella se llega a casi todas partes. En el puerto se pueden encontrar aves y barcos pesqueros y algunos yates pequeños. En uno de los restaurantes frente mismo al puerto se puede subir a una telesilla que nos lleva a la punta del cerro de San Antonio, donde hay una capilla a ese santo, que es a quien se le encomienda para conseguir novio, según la creencia popular; pero lo mejor del lugar es la vista completa que se tiene de la ciudad. Ademas, Piriapolis es menos concurrida que su vecina Punta del Este, y sus playas me parecieron mas hermosas y tranquilas, y las aguas mas cálidas que en Punta.
Piriapolis |
Casapueblo, Punta Ballena |
¿Qué les puedo decir de Montevideo? Una ciudad mirando al río, con una rambla larguísima que esta llena de gente haciendo actividad física o pasando el tiempo tomando mate, haciendo volar un barrilete, paseando a sus perros. Una ciudad con edificios históricos bien cuidados, lleno de arboles en las calles, plazas hermosas y grandes. Enamorada de Montevideo es poco, bah, enamorada de Uruguay.
El motivo principal de mi viaje (lo turístico fue un valor agregado) fue un curso de post grado dictado en la Universidad de la República. El hotel nos lo pagaron los organizadores, al igual que el transporte hasta el país. Tenía una habitación con una chica muy buena onda de Argentina, cuyo nombre no voy a mencionar por si no le guste (no le conté del blog jeje). Mi mayor miedo era quedar con una brasilera porque no entiendo una palabra de portugués, pero tuve mucha suerte y no solo hablaba español (obviamente porque es argentina) sino que también creo que congeniamos bastante y le agarre mucho aprecio y cariño. Ademas de ella, en las demas habitaciones estaban dos chicos argentinos, un colombiano que estudia en Chile, dos profesoras colombianas, una brasilera y otra argentina.
El hotel donde nos quedamos quedaba a dos cuadras de la rambla, y casi todos los días salíamos a recorrerla. Lo mejor era que en Uruguay oscurece mas o menos recién a las 20:45, por lo que teníamos muchas varias horas de sol aunque volviésemos tarde del curso.
El curso fue una de las mejores cosas que me paso en la vida, porque me permitió afianzar en mi corazón la loca idea de ser investigadora. Me muero de hambre pero me muero feliz. No, mentira, tampoco te morís de hambre. INVESTIGUEN NIÑOS, INVESTIGUEN.
El fin de semana alquilamos un auto y fuimos a pasear a Piriapolis, Punta Ballena y Punta del Este. Yo maneje, las rutas son hermosas. Nos divertimos muchisimo y terminamos la tarde tirados frente a la mano de Punta del Este, en la playa.
Al día siguiente todos quedaron a dormir en el hotel o a estudiar y mi compañera y yo fuimos a conocer el Cementerio Central. ¡Si! el cementerio. Si no han ido nunca al cementerio de su ciudad o país, se los recomiendo ¿qué ver ahí? solamente si se trata de un cementerio un poco antiguo, es posible encontrar esculturas hermosas en las tumbas y conocer gracias a ellas historias de amor, de tragedias, etc.
¿Qué ver en Montevideo?
No te podes perder:
- La rambla
- La puerta de la ciudadela, el mausoleo de Artigas, la Catedral Metropolitana, el Mercado del Puerto, el Palacio Salvo, la peatonal Sarandí, todo en el mismo barrio, la historica Ciudad Vieja
- Los parques, en especial el parque Rodó
- El cartel "Montevideo" en la rambla de Pocitos
- La vista de la ciudad en la azotea del edificio de la Intendencia
- El palacio legislativo
- Todo Montevideo. Todo Uruguay.
Pero lo mejor de Uruguay no es el asado, ni los alfajores (compra y come todos los que puedas), ni el dulce de leche Conaprole, o los atardeceres en la playa. Lo mejor de Uruguay es la gente. Cálidos, amorosos, amables, tanto que uno de ellos nos dejó a mi compañera y a mi quedarnos solas por un fin de semana en la casa de su mamá para que no pagasemos hotel (era un compañero del curso). Cuando nos veían con un mapa y con cara de perdidas, aunque no nos conocían se acercaban a ayudar.
Con todo lo que recorrí, me falto mas.
Sin duda, Uruguay es un país para volver.
Montevideo, y sus atardeceres sobre el río |
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1 cosas que dicen
Tiene unos paisajes preciosos *-*
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